VLADIMIR, PEREGRINO
DESENCANTADO
El 30 de junio Vladimir
pernoctó en el albergue municipal de Tordesillas (Valladolid) situado en el
Camino del Sureste. En la amena conversación que mantuve con él ya me reconocía
“que lleva realizados una buena serie de caminos pero siempre huyendo de la
masificación del Camino Francés. Ahora
se encuentra inmerso en el Camino de Fisterra y me remite la siguiente
reflexión:
“Hola.
Hospitalero. Tú dejaste huella en mi camino. Soy Vladimir, dejé una camiseta
blanca en el albergue en Tordesillas. Y ganó España 2-1 a Alemania desde su
tele.
Estoy
llegando a Finisterre. Fui por Portugal desde Zamora.
Todo
muy bien, mucha magia, muy lindo....
Hasta
entrar en Galicia. Desde que pasé la frontera todo se ha ido
desvaneciendo. Ahora ya, a las puertas
de Finisterre, ya se fue toda la magia. Solo quiero llegar y terminar ya esto.
No
quiero perder la maravilla de experiencias en el largo viaje, pero en Galicia y
más ahora se va todo.
Y
es ahora cuando más claro veo que sois vosotros, los hospitaleros voluntarios,
la esencia del camino. Te escribo para agradecerte, en nombre de todos los que
están ahí, en todos esos caminos, luchando para mantener viva esa esencia.
Aquí
eso ya desapareció.
Un
fuerte abrazo. De nuevo, gracias.”
Reconozco que cada peregrino
tiene su particular objetivo y motivación a la hora de ponerse en camino por
cualquiera de las rutas jacobeas. Ello no es óbice para entender a Vladimir y
hasta compartir, en buena manera, el desencanto que le ha producido su
peregrinar por tierras gallegas. Ahí queda su reflexión por si sirviese para
algo. Buen Camino, Vladimir, y espero haberte convencido de no abandonar tu
meta hacia el “fin del mundo”. ULTREIA.
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