viernes, 26 de julio de 2019

 VLADIMIR, PEREGRINO DESENCANTADO
El 30 de junio Vladimir pernoctó en el albergue municipal de Tordesillas (Valladolid) situado en el Camino del Sureste. En la amena conversación que mantuve con él ya me reconocía “que lleva realizados una buena serie de caminos pero siempre huyendo de la masificación del Camino  Francés. Ahora se encuentra inmerso en el Camino de Fisterra y me remite la siguiente reflexión:
“Hola. Hospitalero. Tú dejaste huella en mi camino. Soy Vladimir, dejé una camiseta blanca en el albergue en Tordesillas. Y ganó España 2-1 a Alemania desde su tele.
Estoy llegando a Finisterre. Fui por Portugal desde Zamora.
Todo muy bien, mucha magia, muy lindo....
Hasta entrar en Galicia. Desde que pasé la frontera todo se ha ido desvaneciendo.  Ahora ya, a las puertas de Finisterre, ya se fue toda la magia. Solo quiero llegar y terminar ya esto.
No quiero perder la maravilla de experiencias en el largo viaje, pero en Galicia y más ahora se va todo.
Y es ahora cuando más claro veo que sois vosotros, los hospitaleros voluntarios, la esencia del camino. Te escribo para agradecerte, en nombre de todos los que están ahí, en todos esos caminos, luchando para mantener viva esa esencia.
Aquí eso ya desapareció.
Un fuerte abrazo.  De nuevo, gracias.”
Reconozco que cada peregrino tiene su particular objetivo y motivación a la hora de ponerse en camino por cualquiera de las rutas jacobeas. Ello no es óbice para entender a Vladimir y hasta compartir, en buena manera, el desencanto que le ha producido su peregrinar por tierras gallegas. Ahí queda su reflexión por si sirviese para algo. Buen Camino, Vladimir, y espero haberte convencido de no abandonar tu meta hacia el “fin del mundo”. ULTREIA.

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