martes, 31 de marzo de 2020

ÉXODO Y LIBERACIÓN
En estos días marceños y primaverales a la vez un malnacido virus, con el nombre rimbombante de Coronavirus, invade hogares, calles y centros sanitarios de España y del mundo entero causando dolor y muerte sin contención. Maldito y letal microbio que siega vidas humanas por doquier y sin miramientos. “Bicho” desconocido que cabalga sembrando sufrimiento y  pánico entre mayores y pequeños, entre familiares y amigos, entre poderosos y débiles, en una palabra, entre ciudadanos que no saben bien cómo defenderse de él.
Hay que seguir adelante. Debemos  RESISTIR como dice la canción del Dúo Dinámico que se ha convertido en el “himno” contra el COVID-19.
Y como peregrinos, gritaremos…ULTREIA  ET SUSEIA y entonaremos el canto de libertad titulado “Éxodo y Liberación” de Cesáreo Gabaráin Azumendi que es más conocido por el primer verso del poema: PEREGRINO, ¿A DÓNDE VAS?


1-Peregrino, ¿adónde vas?
Si no sabes adónde ir.
Peregrino por un camino
Que va a morir.
Si el desierto es un arenal,
El desierto de tu vivir.
¿Quién te guía y te acompaña
En tu soledad?

Sólo Él, mi Dios,
Que  me dio la libertad.
Sólo Él, mi Dios,
Me guiará (bis).

2-Peregrino que a veces vas
Sin un rumbo en tu caminar.
Peregrino que vas cansado
De tanto andar.
Buscas fuentes para tu sed
Y un rincón para descansar.
Vuelve amigo que aquí, en Egipto,
Lo encontrarás.

3-Peregrino sin un porqué,
Peregrino sin una luz.
Peregrino por el camino
Que va a la cruz.
Dios camina en tu soledad,
Ilumina tu corazón.
Compañero de tus senderos
Buscando amor.


Cesáreo Gabaráin fue un sacerdote y compositor de canciones litúrgicas nacido en Hernani el mayo de 1.936 muriendo de un cáncer en abril de 1.991 en Mondragón. Su repertorio se acerca a las 500 canciones llegando a conseguir un Disco de Oro. Juan Pablo II lo nombró Prelado Capellán de Su Santidad.


jueves, 19 de marzo de 2020

STOP AL CORONAVIRUS
Así es. Hace unos días, sin conocerla y sin esperarla tuvimos la visita inesperada del denominado CORONAVIRUS. Este microorganismo letal se ha metido en muchos de los hogares de buena parte del mundo y está llenando de dolor y preocupación a sus habitantes. Seguro que su estancia entre nosotros será larga pero con la colaboración de todos, ciudadanos e instituciones, caerá derrotado y volverá la luz al final del túnel.



También en el mundo jacobeo ha intervenido de forma violenta. Se ha cerrado la catedral de Santiago, se han clausurado los albergues de peregrinos, entre ellos el de Tordesillas, los diferentes Caminos a Santiago se han vaciado de caminantes, algunos de los foros jacobeos se han quedado sin material para mantenerlos con la actividad habitual. Todo a causa de este maldito “bicho” que ha venido a romper el tránsito por estas rutas centenarias.
Pero en lo posible hay que ser optimistas de cara a las próximas semanas. No nos podemos derrumbar por el agobio y el malestar del confinamiento en nuestros hogares. Hay que levantarse cada día con espíritu renovado para enfrentarse a la adversidad, hay que poner en práctica todos los consejos que nos ofrecen los expertos para atajar en avance de la pandemia y como creyentes debemos disponer de tiempo suficiente para entonar alguna oración de petición de ayuda al Padre Dios.
Y como amantes del Camino pediremos a nuestro patrón Santiago que nos “eche una mano” en estos tiempos de miedo y sufrimiento como lo hizo con el ejército cristiano de Ramiro II en Clavijo o con el príncipe Lobecio Privano, hijo de la reina Lupa.
Para ello, el arzobispo de Santiago de Compostela D. Julián Barrio nos ofrece la siguiente oración:

Santo Apóstol Santiago,
a quien Cristo, “Camino, Verdad y Vida”,
mostró su predilección.
Tú presenciaste junto a Pedro y Juan
los grandes acontecimientos de su vida,
y fuiste testigo de la curación de tantos enfermos, que Él realizó.
En ti encontró la disponibilidad para “beber su cáliz”,
siendo tú el protomártir de los Apóstoles.
Como Patrono de España pedimos tu auxilio
para los afectados por el coronavirus,
fortaleza y sabiduría para el personal sanitario,
luz y acierto para quienes toman las decisiones
y cercanía generosa para quienes
están ofreciendo su colaboración.
Ponemos toda esta situación bajo la mano maternal
de Nuestra Señora de la Salud.
Y tú, como amigo del Señor, acompaña a los fallecidos
hasta el Pórtico de la Gloria
 e intercede por ellos ante Él
para que nos veamos liberados de esta pandemia.
Amén”

lunes, 9 de marzo de 2020

JUANA I EN EL CAMINO DEL SURESTE
La noche se cierne sobre la noble villa de Tordesillas. Una espectacular imagen de la luna riela con asombro ante lo que ocurre en la calle más medieval del pueblo, el callejón del Corpus. Acontece el paso de Juana I de Castilla hacia la que sería su “casa” durante 46 años consecutivos, hasta su muerte el 12 de abril de 1.555  en el Palacio Real, hoy desaparecido.
Tras su llegada a la ciudad castellana a través de la Puerta de la Villa y de la Plaza Mayor donde era recibida por cientos de vecinos expectantes ante tal inusual acontecimiento, el cortejo Real, austero y selectivo, avanza pausadamente en el más sepulcral silencio solo roto por los atemperados sones de un par de tambores destemplados. La ocasión así lo requiere, pues la reina Juana acompaña, rota por el dolor y el sufrimiento, el cuerpo ya inerte de su marido Felipe I de Castilla, conocido como “el Hermoso”, al que amó hasta “la locura”, locura de amor.
En este callejón del Corpus se produce un hecho singular. La comitiva encabezada por el féretro real y sus portadores, seguida de la reina y su padre Fernando II de Aragón, llamado “el Católico”, ambos a caballo, de su hija Catalina con sus damas de compañía y el resto del personal de palacio, pasan junto a la puerta del albergue, ante la sorpresa de un par de peregrinos que a través de los ventanales observan lo que ocurre en el exterior.  
Y dan fe de lo que vieron con sus propios ojos  y de la autenticidad del hecho. Poco a poco vuelve la tranquilidad a este espacio señorial a medida que el cortejo fúnebre se aleja camino de su final, que desde luego no sería Granada.



Y aquí, junto al albergue de peregrinos, se produce un momento histórico coincidente, pues si en el año 814 el rey asturiano Alfonso II “El Casto” visitó como peregrino el incipiente santuario de Compostela, ahora es Juana I, reina de Castilla, quien recorre durante dos centenares de metros el “iter” que realizan los peregrinos para llegar al albergue.

Templada y serena noche del 7 de marzo. Calleja del Corpus. Albergue de Tordesillas. Juana I se encuentra entre nosotros. ¡Honor a la Reina!