ENTRE ROMA Y SANTIAGO CON EL PEREGRINO JOSÉ ARREDONDO
Después de participar en la audiencia del máximo representante de la iglesia, Papa Francisco, en la Ciudad Santa, (tuvo todos los permisos oficiales en regla para la recepción personal del Pontífice pero no se pudo materializar por problemas de salud, lo que no ha sido óbice para sentirse contento y agradecido por verle de cerca y haber recibido su bendición) ya lleva más de una semana pateando tierras de la Toscana siguiendo la Vía Francígena y para pronto acometer el asalto a los Alpes y posteriormente los Pirineos que le dejarán a unos centenares de kilómetros de la otra Ciudad Santa.
José, aficionado al senderismo y con una buena serie
de rutas jacobeas a sus espaldas
considera que esta peregrinación es algo muy diferente por el objetivo a
conseguir que no es otro que dar visibilidad al cáncer de mama, pues lo ha
vivido en persona con varios familiares fallecidos y también conseguir fondos
para la investigación de la enfermedad.
Piensa que su rival más duro será la soledad, sobre todo en los momentos que le invadan los recuerdos de su mujer y su hija (también peregrinos), pero está convencido que con su fuerza de voluntad lo vencerá y que día tras día se levantará y arrancará con la mirada puesta en el fin de etapa diaria con recorrido en torno a los 40 kilómetros.
Aporto dos curiosidades. La primera es que mi amistad personal con José viene de sus estancias en el albergue de Tordesillas, él como peregrino y yo como hospitalero; y la otra que otro peregrino, Demetrio Sánchez Chamorro, al poco tiempo de pernoctar en el albergue tordesillano también acometió con éxito la peregrinación que ahora realiza José Arredondo.
Buen Camino a ambos
peregrinos y que el apóstol Santiago acompañe al campellero en esta iniciativa
peregrinal que le llevará hasta su sepulcro en la catedral compostelana.
ULTREIA.
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