UNA REINA JUNTO AL ALBERGUE
Tierra de Castilla extrema. Noche estrellada cuasi primaveral. Albergue de peregrinos de
Tordesillas. Calleja del Corpus. Uno de los rincones con mayor sabor medieval
que existen en la Villa. Sones atemperados de tambores suenan en la cercanía.
El bufido arrítmico de caballos y el cadencial “taconear” de sus cascos se
aproximan sin remisión a la bocacalle referenciada del Corpus.
Aparece de
súbito un cortejo fúnebre y tristemente inesperado. ¿Es posible? Doña Juana,
sí, Juana I de Castilla, la que también fue peregrina a Santiago, conduce el cadáver de su esposo D. Felipe camino de
Granada. Una reina pasando junto a la fachada enhiesta del cobijo de los
peregrinos a Santiago. La contempla con frialdad y continúa su marcha pausada
hacia un destino incierto.
Junto a su hija Catalina, su padre Fernando el
Católico, las guardias reales de ambos, el personal de la corte y los monjes
custodios del féretro de su marido desfilan en silencio profundo por la calle
empedrada camino de su lugar de reclusión. Su rostro refleja el sufrimiento que la embarga a pesar de ser vitoreada por los vecinos que contemplan la dramática escena.
¡Qué dicha la del albergue! Toda una
reina junto a sus pies. Permanecerá en el recuerdo de cuantos peregrinos
descansen entre sus cuatro paredes…en la Calleja del Corpus. Noche estrellada. Marzo del 19 en Tordesillas.
Las imágenes del video han sido captadas por María del Carmen Fidalgo. Gracias.
Las imágenes del video han sido captadas por María del Carmen Fidalgo. Gracias.
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