PABLITO
SANZ ZUDAIRE
“IN
MEMORIAM”
A los 88 años nos ha dejado para
siempre Pablito Sanz Zudaire con la misión de entregar al Padre Eterno una de
las varas de avellano que con tanto amor elaboraba para donar a los peregrinos
que pasaban por delante de su casa en Ázqueta (Navarra). Es verdad que durante los
últimos años, debido a sus problemas de salud, había abandonado esa actividad
que será recordada por los miles de peregrinos que llegaron a Santiago con el
apoyo de sus particulares bordones.
Pablito, que no es diminutivo de
Pablo, como habitualmente apostillaba, ha sido parte del Camino. Sus
conversaciones con los peregrinos que no tenían prisa en su caminar, estaban
plenas de vitalidad, de ánimo y hasta de información jacobea. Allí, en Ázqueta,
se encontraban sus varas, exclusivamente de avellano, fuertes y poco pesadas
como él decía, las vieiras que le enviaban desde Galicia, las calabazas que
cultivaba en su propio huerto y hasta una estela funeraria cuya imagen figuraba
en su cuño para sellar las credenciales.
Pablito, de joven, en el corral de su casa (Foto PABLO SANZ)
Pero la
labor de Pablito se completaba con una clase didáctica sobre el uso de las
varas «Es que hay mucha ignorancia en el
Camino, algunos no saben ni llevar la mochila. Y muchos vienen con bastones
cortos. ¿Cómo aparece Santiago en las imágenes? ¿Con una vara larga, más alta
que su cabeza! Una vara no es un bastón. Tiene que ser un palmo más alta que el
peregrino. Y hay que saber agarrarlas. En el llano, hay que coger la vara a la
altura del hombro. En las subidas, más abajo, a la altura del pecho. Y en las
bajadas, más arriba, a la altura de la cabeza. También es importante acompasarla
al andar. Mira cómo lo hago».«Empiezo con la vara apoyada en el suelo, luego la
muevo hacia adelante y doy un paso, dos, tres y al cuarto vuelvo a apoyarla.
Un, dos, tres y pum; un dos, tres y pum. Y mira cómo llevo la columna
vertebral: siempre recta. Muchos van encorvados y acaban con dolores de
espalda, de rodillas, de todo». Un verdadero maestro.
Como homenaje póstumo vaya este poema
colgado en su casa:
«Peregrino,
estás en Ázqueta.
Haz un alto en este hito
que fuerte bordón de avellano
aquí te ofrece Pablito
para llevar en tu mano.
Santiago está muy lejos
para quien va caminando.
Será lanza para tu valentía,
defensa ante los miedos,
ayuda en las subidas,
sostén en el descenso
apoyo en las fatigas.
¡Bordón, amigo
de avellano!».
Que el Padre te haya recibido con los
brazos abiertos para colocarte junto a tu amigo el Apóstol Santiago. ¡Descansa
en Paz!
Para
más información extraordinaria entrevista pinchando en este link:
https://mediosdigitales14.wordpress.com/2014/06/05/los-palos-de-pablito/
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