jueves, 30 de abril de 2020

PARÓN EN EL CAMINO
Los Caminos a Santiago guardan silencio. La ruta de las estrellas hollada por millones de peregrinos durante cientos de años se ha quedado sin caminantes. Se ha vaciado a ritmo acelerado.
Así es. Desde finales de febrero, sin conocerlo y sin esperarlo, nos visitó el denominado CORONAVIRUS. Este microorganismo letal se inoculó en la vida de muchos de los hogares de buena parte del mundo y les llena de dolor y destrucción. Desde entonces  su estancia entre nosotros permanece truncando familias e ilusiones y, según los expertos, a la larga nos llevará irremediablemente a una situación totalmente desconocida con la que tendremos que habituarnos a convivir. Pero ante las adversidades es cuando hay que mostrar lo mejor de cada uno para que con la colaboración de todos, ciudadanos e instituciones, caiga derrotado y volvamos a disfrutar de  la luz al final del túnel.
También en el mundo jacobeo ha intervenido de forma violenta. Se ha cerrado la catedral de Santiago, se han clausurado los albergues de peregrinos, entre ellos el de Tordesillas, se ha restringido al máximo el tránsito de personas a través de los pasos fronterizos, las diferentes rutas hacia el sepulcro del Apóstol se han quedado sin gente, algunos de los foros jacobeos carecen de  material para mantenerlos con la actividad habitual. Esta es una pequeña muestra de la realidad que nos embarga.

El 13 de marzo, en vísperas de la entrada en vigor del “estado de alarma” decretado por el gobierno central, pernoctaban en el albergue de Tordesillas los peregrinos José y Jesús, de Valencia y Toledo respectivamente. Comentábamos el cómo les afectaría a ellos en su peregrinación. No habían tenido tiempo de asimilar su nueva situación ni qué medidas tomar a partir de ese momento. Ambos decidieron  continuar la marcha al día siguiente. 
No era la hora del mediodía cuando me comunicaron que habían decidido dejar el Camino y volverse a sus casas de inmediato. Eso mismo le ocurrió a otros muchos que se encontraban dispersos por el territorio nacional. A partir de ese momento todos los caminos duermen un letargo que es muy difícil adivinar cuando se producirá su despertar.
Mientras esa nueva situación llega es obligado ser optimistas de cara a los próximos meses. 
No nos podemos derrumbar por el agobio y el malestar del confinamiento en nuestros hogares. Hay que levantarse cada día con espíritu renovado para enfrentarse a la adversidad. Hay que poner en práctica todos los consejos que nos ofrecen los expertos para atajar el avance de la pandemia. Hay, como creyentes, que disponer de tiempo suficiente para elevar alguna oración de petición de ayuda al Padre Dios.
Y como amantes del Camino pidamos a nuestro patrón Santiago que nos “eche una mano” en estos tiempos de miedo y sufrimiento como lo hizo con el ejército cristiano de Ramiro II en Clavijo o con el príncipe Lobecio Privano, hijo de la reina Lupa en el lugar de Bouzas, en la costa gallega.
Decir que desde el albergue tordesillano se ha colaborado en la campaña de “quédate en casa” a través de las redes sociales, a la vez que se han trasladado mensajes de esperanza a todos los peregrinos. ULTREIA y SALUD.

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