miércoles, 12 de diciembre de 2018

 POR EL CAMINO PORTUGUÉS DE LA COSTA
Se iniciaba el mes de octubre cuando nueve tordesillanos amigos del Camino de Santiago decidimos partir hacia A Guarda (Galicia) para peregrinar siguiendo la ruta del Camino Portugués de la Costa. Este itinerario, según figura en un mojón situado a escasos metros de la oficina de turismo de Baiona, fue reconocido oficialmente (junto con el Camino de Invierno) por la Ley del Patrimonio Cultural de Galicia como ruta de peregrinación del Camino de Santiago el 10 de agosto del 2.016. Arranca en Oporto y tras recorrer 280 km llega a  la catedral compostelana. El tramo español, conocido también como Camino Monacal, se inicia en O Pasaxe (A Guarda) junto al embarcadero del ferry procedente de la ciudad portuguesa de Caminha y se une al Camino Portugués Central en la localidad pontevedresa de Redondela, siendo testigo el famoso pazo de Vilavella en la plaza de Ponteareas, tras recorrer 76,3 km. La ruta, muy transitada por peregrinos, destaca por sus bellos paisajes, costeros a la izquierda y de monte a la derecha, siendo poco exigente físicamente pues los desniveles a superar son mínimos.
Nuestra programación se basó en el reparto del kilometraje en cuatro jornadas con paradas muy definidas: A Guarda-O Serrallo, O Serrallo-Prendes, Prendes-Vigo y Vigo-Redondela. Todos los días se inició la marcha a las 8 de la mañana (allí amanece algo más tarde) para finalizarla al mediodía. La verdad que ha sido un gusto caminar por parajes tan encantadores, con el “rugido” del oleaje como compañero, viendo durante muchos kilómetros romper las olas en los acantilados que se encontraban casi al alcance de la mano. 
En varias ocasiones hubo que pisar sobre la arena de la playa lo que daba un sabor especial pensando que estabas haciendo el camino y que no es lo habitual encontrarte con ese tipo de superficie. También  pasamos por zonas boscosas y siempre con las espectaculares vistas hacia la zona marítima sintiéndonos en más de una ocasión obligados a ralentizar la marcha, incluso parar, con la finalidad de obtener imágenes que quedarán para el recuerdo y el disfrute de un camino de Santiago que consideramos único y diferente al resto. 
La última jornada entre Vigo y Redondela se abandona la costa para introducirse en el interior en un “paseo” muy agradable alternando tramos de tierra entre árboles del bosque de ribera, con rincones muy bonitos y frescos con otros de asfalto. La gastronomía y el excelente tiempo atmosférico que nos acompañó todos los días estuvieron muy presentes, sobre todo en las horas de las tardes, pudiendo disfrutar unas horas de playa.
Pusimos fin a nuestra peregrinación anual en Redondela, pero de alguna manera nos sentíamos con la obligación de llegar ante el sepulcro del Apóstol. Por ello, al día siguiente nos acercamos hasta el Monte del Gozo para caminar hasta la Catedral  y así cumplir con algunos de los ritos jacobeos: felicitaciones y abrazos en la plaza del Obradoiro, participación en la Misa del Peregrino, abrazo a la imagen sedente de Santiago en su camarín de la parte posterior del Altar Mayor, oración en la cripta donde se encuentra la urna con sus restos, compra de recuerdos y degustación de tapas en torno a la plaza de Fonseca. 
No hubo tiempo para más. Tras la comida en el mesón “El Afilador” regresamos a Tordesillas recordando las jornadas tan intensas vividas a través de una ruta jacobea que invitamos a recorrer a los amantes de los Caminos a Santiago. ULTREIA.

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