(RÍOS Y PUENTES EN LOS CAMINOS A SANTIAGO)
RÍO MIÑOR - PUENTE LA RAMALLOSA
El río Miñor nace en la Sierra de O
Galiñeiro, a 400 m de altitud, en el municipio de Gondomar, discurre por este y
los municipios vecinos de Nigrán y Bayona.
Forma un importante valle, al que le da
su nombre, el Val Miñor (Valle Miñor). Desemboca tras 16 kilómetros de
recorrido, en los lugares de Ramallosa y Sabarís. En su desembocadura hay una
marisma declarada espacio protegido por su alto valor ecológico. El estuario
del río Miñor se extiende desde la Xunqueira (Gondomar) hasta su entrada en la
Ría de Baiona junto a la playa de Ladeira. A su paso por el puente de Ramallosa
el cauce se estrecha hasta tan sólo unos 60 m de anchura. En su parte más ancha
alcanza los 350 m, y al final de su recorrido vuelve a estrecharse por causa de
la playa Ladeira justo antes de unirse con el océano Atlántico, en donde tiene
apenas unos 75 m.
También conocido como el puente de San Telmo, las raíces de esta obra de la ingeniería antigua se remontan al siglo XIII, aunque su estructura actual refleja las reconstrucciones realizadas en 1598 y 1926. Según narra la tradición popular, el puente habría sido erigido sobre los restos de una pasarela romana destruida en el siglo X durante las incursiones de Almanzor.
Está formado por diez arcos ligeramente apuntados y un doble sistema de tajamares. Con una longitud de 90 metros, conserva en su parte central un llamativo cruceiro con una mesa de piedra, donde se encuentra un pequeño retablo con tres ánimas, que antaño sirvió como lugar para bautizar a los niños que estaban por nacer.
La historia sobre la reconstrucción del puente tras ser dañado por las tropas de Almanzor trae consigo una de las leyendas más conocidas del puente de la Ramallosa. Se dice que fue el propio San Telmo quien ordenó levantarlo nuevamente en el lugar donde habría obrado uno de sus milagros. Según la Diócesis de Tui-Vigo, el puente en cuestión fue reconstruido por iniciativa del santo entre los años 1232 o 1235, en una época en la que ocupaba el cargo de Obispo de Tui. El cruceiro de piedra, símbolo de esta historia mítica, se sitúa en el lado oriental de la pasarela, entre los arcos tercero y cuarto desde su extremo sur. A sus pies se encuentra una imagen pétrea de San Telmo, patrono de los navegantes y supuesto impulsor de la reconstrucción. La leyenda cuenta que, mientras predicaba en la zona, una gran tormenta amenazó a la multitud reunida para escucharlo. Según el relato, San Telmo logró disipar la tormenta, desviando la lluvia hacia las orillas y manteniendo seca la zona intermedia en la que estaban congregados.
Existe asimismo otra tradición añade
un aire místico al puente, vinculando su estructura a antiguos rituales de fecundidad. Se
dice que las mujeres embarazadas que hubieran sufrido pérdidas anteriormente
debían acudir al altar situado al pie del cruceiro para realizar un bautismo
simbólico con las aguas del río. Este
rito, celebrado a medianoche y únicamente tras haber completado tres meses de
gestación, buscaba asegurar el éxitos de los embarazos y aleja la
desgracia de estas mujeres.




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