SANTIAGO, NUESTRO APÓSTOL
El nuestro es un apóstol, hermano de Juan, pescador de Betsaida y uno de los tres más cercanos que acompañaron a Jesús en momentos tan importantes como la Transfiguración y la crisis del Huerto. A la hora de la predicación, habrá que tener en cuenta que los datos del Nuevo Testamento -su llamada por Jesús, su seguimiento, su proceso de maduración, su martirio- son más ciertos y sólidos que los que luego añadió la tradición: que Santiago predicó la fe en España (la Hispania de entonces), y que, después de su muerte, su cuerpo fue llevado hasta Galicia, en la parte más occidental de Europa, en concreto a Santiago de Compostela.
Quienes nos alegramos de tener a Santiago como patrono, debemos aprender de él a dar valiente testimonio de Cristo en medio de una sociedad preocupada por otros valores. A él no le dejaban hablar del Resucitado, pero "obedeció antes a Dios que a los hombres" y siguió anunciándole hasta la muerte.
HERRU SANTIAGU,
GOT SANTIAGU,
E ULTREIA, E SUSEIA,
DEUS ADIUVA NOS.
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