EL CAMINO FRANCÉS EN LOS CUPONES
DE LA ONCE (XI)
CANFRANC – HUESCA -
ARAGÓN

La villa de Canfranc debió ser fundada
por los primeros reyes de Aragón en el siglo XI, intentando suplir las
necesidades y lucrarse con el creciente flujo de viajeros, comerciantes y
peregrinos que transitaban por la calzada de Somport-Jaca. Para ello
concedieron exenciones y privilegios intentando captar emigrantes franceses e
implantaron las nuevas tasas aduaneras sobre el comercio internacional, como el
peaje de Candanchú y el portazgo de Canfranc,
peaje cobrado en sus puertas.
El nuevo núcleo, villa real, se
instaló en el pie de puerto (1040 m), encajado en el fondo de valle, que era
muy estrecho por situarse en la cabecera. Tanto que, entre el río y las
empinadas laderas, no les quedaba espacio para roturar cultivos. Por tal razón
sus habitantes siempre sobresalieron como tratantes, aprovechando el continuo
flujo de comerciantes y peregrinos.
La planificación urbanística de esta fundación real era la de un
clásico barrio viario, ciudad lineal atravesada por el mismo Camino de
Santiago, con las casas dispuestas a uno y otro lado de la calzada, con patios
y huertos en su parte trasera. En el centro del pueblo se situó la glesia (siglo
XII) y la plaza. La población medieval también contó con un mesón y
un horno de
panificación. En su salida hacia el sur, se fundó el convento de la Trinidad (siglo XVI), acompañado de un
hospital.

Se
trata de una preciosa construcción de planta elíptica y cierto aire medieval,
defendida con foso. De cuatro pisos, con capacidad para 25 hombres, tuvo
cocina, enfermería, cuarto de oficial, calabozo y leñera. Al exterior presenta
tres galerías con aspilleras, la central enmarcada por una vistosa galería de
arcos. Todo construido en cuidada sillería.
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