domingo, 29 de julio de 2018

¿QUIÉN FUE EL APÓSTOL SANTIAGO?
Pasadas las jornadas de celebraciones de toda índole en honor del Apóstol Santiago, convengo que sería conveniente refrescar algunos datos sobre este personaje que a tantas gentes atrae, antes y ahora, y que se dirigen hacia Santiago de Compostela con la mirada puesta en su tumba situada en la cripta de la catedral compostelana. Aquí van unos apuntes un tanto elementales.
En los textos bíblicos se alude a él con el nombre de Jacobo, procedente del hebreo Ya´akov, pasando al latín como Iacobus, derivando en una gran diversidad de nombres propios: Jacobo, Yago, Tiago, Iago, Diego, Jakob, Xacobe, Jaime, Jaume, Jacob, Jacques, James, Giacomo y Santiago  (Sanctus Iacobus), entre otros.
Santiago de Zebedeo nació y creció en el seno de una familia de pescadores. Fue hermano de Juan Evangelista. Se le denominó “El Mayor” para distinguirlo del otro apóstol Santiago conocido por Santiago Alfeo o “el Menor”, al ser más joven. Con sus padres Zebedeo y Salomé vivía en la ciudad de Betsaida, junto al mar de Galilea (o lago de Tiberíades o de Genesaret), donde tenía una pequeña empresa de pesca.
Santiago fue uno de los doce apóstoles y formó parte, como diríamos hoy día, del “grupo duro” de Jesús, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro, teniendo especial relevancia entre el resto de apóstoles  pues fueron los únicos admitidos en el milagro de la resurrección de la hija de Jairo, la curación de la suegra de Pedro, la Transfiguración del Señor en el monte Tabor y en su Oración en el Huerto de los Olivos o de Getsemaní. En los episodios posteriores a la  Resurrección vuelven a aparecer en su compañía.
Después de presenciar la pesca milagrosa, y escuchar el mandato de Jesús:”Desde ahora seréis pescadores de hombres”, dejó sus redes y a sus padres (con gran disgusto del patriarca) yéndose con el Maestro a colaborar en su apostolado. Debido a su fuerte temperamento Jesús le apodó Boanerges, “Hijo del Trueno”.
Después de la muerte de Cristo, Santiago, formó parte del grupo inicial de la Iglesia primitiva de Jerusalén y, en su labor evangelizadora, según las tradiciones medievales, encaminó sus pasos hacia Hispania, más concretamente a la región del noroeste, conocida entonces como Gallaecia. Según el Breviarium Apostolorum del s. VI, los textos de San Isidoro en el VII y del Beato de Liébana cien años más tarde, sitúan a Santiago en distintos puntos de la Península Ibérica. Algunas teorías apuntan a que Santiago llegó a las tierras del norte por la costa de Portugal. Otras, que pudo ser por el valle del Ebro y la vía romana cantábrica e incluso  hay quien recoge que lo hizo por la actual Cartagena donde lo recuerda una imagen instalada en la dársena denominada de Santiago.
Tras reunir a los siete Varones Apostólicos, que fueron ordenados obispos en Roma por San Pedro recibiendo la misión de evangelizar Hispania, el apóstol Santiago regresó a Jerusalén, según los textos apócrifos, para acompañar a la Virgen momentos antes de fallecer. Allí fue encarcelado, torturado y decapitado en el año 42 por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea.
Los supuestos testamentos relatan que, antes de morir, María recibió la visita de Jesús resucitado, a quien le pidió pasar sus últimos días rodeada de los apóstoles, que se encontraban dispersos por todo el mundo. Su hijo le permite que sea ella misma, a través de apariciones milagrosas, la que avise a los discípulos y, así, la Virgen se hace presente sobre un pilar de Zaragoza frente al apóstol Santiago y los siete Varones, episodio hoy recordado y venerado en la basílica de Nuestra Señora del Pilar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario