martes, 15 de septiembre de 2020

EL CABALLERO DE LAS VIEIRAS
En el CEIP "Pedro I" de Tordesillas y en la clase de 6º curso de religión católica trabajaron durante el confinamiento, entre otros temas propios de la asignatura, aspectos relativos al apóstol Santiago. Así, se dedicaron a conocer algunas de las leyendas que iremos pasándolas en diferentes post a este blog del albergue de Tordesillas.
El Cabaleiro das Cunchas o Caballero de las Conchas es una de las muchas leyendas que se narran relacionadas con Santiago “El Mayor”.
Me permito la licencia de extraer del libro titulado “El “Cavallero” de Bouzas”. Un héroe, olvidado, en la Ruta del Apóstol a Galicia el relato de dicha leyenda. Dice así:
“Cuenta una vieja leyenda que a un lugar llamado Bouzas vinieron dos jóvenes de muy importantes y señaladas familias a celebrar su boda. La familia del novio procedía de Gaia, en el Reino de Portugal, y la familia de la novia procedía de Amaia, en el Reino de Galicia, donde mantenía tierras e importantes posesiones en Bouzas.
Esta pequeña y hermosa villa marinera, situada en mitad de la Ría de Vigo, justo enfrente de las Islas Cíes o Islas de Baiona, fue el lugar elegido para celebrar la boda, al encontrarse a medio camino entre Gaia y Amaia, lo cual facilitaba el viaje a gran parte de los invitados.
Uno de los entretenimientos de la boda consistía en abofardar, juego en el que los señores, montados a caballo, lanzaban al aire sus cañas, bofardas o lanzas, teniendo que recogerlas al galope antes de que cayesen al suelo.
Cuando llegó el turno del novio, éste lanzó su bofarda y, mientras esperaba la caída de la lanza, observó cómo el viento desviaba súbitamente su trayectoria dirigiéndola hacia la Ría. El Caballero azuzó su caballo para no perder la lanza en el mar y, en su desesperado intento, lo que consiguió finalmente fue hundirse en el agua con su caballo y desaparecer.
A medida que el tiempo transcurría y la desesperación de todos aumentaba, vieron acercarse una barca que se dirigía hacia el punto donde había desaparecido el novio y su caballo. Cuando ya todos lo daban por muerto, ¡ sucedió el gran milagro ! Al paso de la barca, el Caballero emergió milagrosamente de las aguas con sus ropas y caballo cubiertos de Conchas de Vieira.
Atónito y confundido por los hechos ocurridos, el Caballero dirigió su mirada hacia los tripulantes de la nave quienes, emocionados, alzaron sus ojos al cielo exclamando:
Verdaderamente quiere Jesucristo manifestar su poder delante de ti y de aquellos que están en esta tierra, para bien y honra de éste, su vasallo, que llevamos en esta nave para darle cristiano enterramiento.
Nuestro señor Jesucristo quiso mostrar a través tuya, a los presentes y a los futuros, que quien a éste su vasallo quieran amar y servir, deberán visitarlo allí donde fuese enterrado llevando conchas como esas de las que tú estás cubierto, como sello de privilegio.
Él, a cambio, les ofrecerá que el Día del Juicio Final sean reconocidos por Dios como vasallos suyos, y por la honra que le hicieron a su vasallo y amigo Santiago al visitarlo y reverenciarlo, los resucitará en su Santa Gloria y Paraíso.
Después de escuchar a los discípulos, el Caballero pidió que lo bautizasen y regresó a la playa donde se reunió con su novia y les contó a los presentes lo ocurrido.”
Y de ahí la tradición de las conchas de vieira en el atuendo de los peregrinos.







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