EL CARDENAL ARZOBISPO DE VALLADOLID HABLA DEL “CAMINO”
A primeros
del mes de octubre se reunió en Santiago de Compostela el Consejo de
Conferencias Episcopales de Europa para celebrar la Asamblea Plenaria. Uno de
sus objetivos fue dar a conocer a los obispos presidentes el Año Santo de 2021
y la importancia de la peregrinación a Compostela.
D. Ricardo
Blázquez, Cardenal Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia
Episcopal Española dio la bienvenida a los participantes. De su locución transcribo
algunos párrafos en los que hace referencia expresa al Camino de Santiago que
pueden servir de reflexión a cuantos se dirigen en peregrinación hacia el
sepulcro del Apóstol en la catedral compostelana.
“La
ciudad de Compostela y su catedral conservan cuidadosamente la tumba y la
memoria apostólica de Santiago, con quien está vinculada tradicionalmente la
evangelización de España. Él fue discípulo, apóstol y mártir de nuestro Señor
Jesucristo; mensajero y maestro del Evangelio, defensor de la Iglesia y guía de
peregrinos. Hasta la tumba de Santiago desde el centro de Europa han
peregrinado incontables personas, siglo tras siglo, buscando la “gran
perdonanza” y la renovación de la vida cristiana. “Europa nació peregrinando”,
escribió Goethe. En el Occidente europeo, en este Finisterre, fue Santiago de
Compostela un astro brillante de nuestros pueblos y nuestras gentes. La peregrinación
desde hace decenios ha experimentado un crecimiento incesante y admirable. Como
el número de peregrinos aumenta cada año, la Diócesis compostelana es
consciente de la peculiar misión que ha recibido en el interior de la Comunión
eclesial. En esta perspectiva se sitúa también la invitación que se nos ha
hecho como Presidentes de Conferencias Episcopales de Europa.
Cada
peregrino, cuando se pone en camino, lleva en su interior unas expectativas,
que al final no se ven frustradas sino insospechadamente cumplidas. Buscan
despertar y fortalecer la fe, reavivar la conciencia religiosa, levantarse de
comodidades paralizantes, sacudir el sopor de la indiferencia, reavivar una
historia secular, centrar la vida en lo verdaderamente importante,
desembarazarse de prisas y cargas innecesarias, refugiarse en el silencio del
camino largo, animar la solidaridad con otros hombres y mujeres; ayudar a los
fatigados de la vida; y cuando se entra por el Pórtico de la Gloria en la
catedral, redescubrir que la meta de la vida humana no está en este mundo y en
la historia; con unas palabras de la tradición jacobea: “ultreya” (más allá) y
“esuseya” (más arriba). Santiago como meta de peregrinos es parábola de otra
meta adonde todo hombre, con mayor o menor reconocimiento, aspira. El Camino de
Santiago es memoria secular y actualidad elocuente.
El
famoso “Codex Callistinus”, manual de textos litúrgicos y musicales para la
celebración de las fiestas de Santiago, primera guía de viajes y de peregrinos
de Occidente, ha sido bellamente editado hace algunos años. La Unesco lo
incluyó el año 2017 en el “Registro de la memoria del Mundo” como perteneciente
al patrimonio documental internacional que debe ser custodiado como inolvidable
espejo de la historia. Pues bien, si el Códice es memoria del mundo, más honda
está en las entrañas de la humanidad la Memoria cristiana de la que es
documento el precioso libro.
El
tema elegido para esta Asamblea Plenaria de Presidentes de Conferencias
Episcopales de Europa que estamos comenzando, “¿Europa, tiempo de despertar?
Los signos de la Esperanza”, tiene en Santiago de Compostela un ámbito muy
apropiado para la reflexión y el diálogo. La esperanza se nutre también de la
memoria; una Europa desmemoriada es una Europa titubeante en el camino hacia el
futuro. Reitero mi saludo a todos. ¡Que el Apóstol oriente nuestros pasos! ¡Que
descubramos sus huellas en el presente de Europa!”
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