ODA AL CAMINO DEL SURESTE
Desde Alicante, al alba dorada,
nace el sendero, ruta callada.
No hay multitudes, ni hay alboroto,
solo el susurro del viento roto.
Campos de almendros, vides y trigo,
paisajes mudos que van contigo.
Senda de calma, de lento andar,
donde el espíritu aprende a esperar.
En cada pueblo, rostros sinceros,
manos abiertas, gestos certeros.
Hospitaleros, almas que cuidan,
hogar del sueño que los pies piden.
Tordesillas, alto en la senda,
descanso amable, fuego que atienda.
Albergue noble, rincón de abrigo,
cuna de historias, pan y cobijo.
Camino hondo, sin prisa alguna,
bajo la sombra de la fortuna.
Si buscas alma, verdad, esencia,
elige este viaje, haz la experiencia.
Ultreia.
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