EL CAMINO LEBANIEGO
Una
buena parte de su recorrido de aproximadamente 60 kilómetros discurre a través de una gran diversidad de paisajes y
prácticamente la mitad lo hace por las estribaciones orientales de los Picos de
Europa lo que le otorga una espectacularidad
fuera de lo común a la vez que aumenta sobremanera su dureza.
La segunda y tercera etapas son las más
complicadas al transitar por sendas de media montaña, aunque muy bien
señalizadas. Los últimos kilómetros hasta Potes se hacen a través de un camino
de tierra al lado del río Deva. Desde la villa lebaniega hasta Santo Toribio es un ascenso de dos
kilómetros por un andadero unido a la carretera que “pesan” sobre las piernas
después de los esfuerzos del día anterior. Como anécdota curiosa decir que en
Lebeña, un lugareño nos convenció para
que tomásemos un sendero alternativo al que aparece en las guías, pues según él
es el “primitivo camino aunque complicado para los que sufran de vértigo”. Seguimos
sus recomendaciones y, a pesar del miedo a los precipicios, no nos arrepentimos
de la decisión, pues las panorámicas que se contemplaban durante los varios
kilómetros del recorrido son un verdadero espectáculo, y además corroboramos en
el Centro de Estudios Lebaniego en Potes que, efectivamente, es el antiguo
camino.
Los peregrinos al llegar al monasterio de Santo
Toribio de Liébana, con cientos de personas que llenaban la explanada, cumplimos con los ritos habituales: recogida
de la “lebaniega”, acceso a la iglesia pasando por la Puerta del Perdón,
asistencia a la misa del peregrino, adoración del “Lignum Crucis” (la mayor
reliquia de la Cruz de Cristo) y obtener la “gracia jubilar” o indulgencia.
Además, tuvimos la ventura de que Pilar, proclamara una de las lecturas de la
Eucaristía.
Por su singularidad será un “camino” que perdurará
en nuestros recuerdos de caminantes.