EL CAMINO FRANCÉS EN LOS CUPONES
DE LA ONCE (L)
SANTIAGO DE COMPOSTELA
El día 6 de julio de 2010 la ONCE puso en circulación un cupón dedicado a Santiago de Compostela con un valor nominal de 1,50 €. En él se representa la fachada barroca de la catedral y aparece una llamada con el titular de Patrimonio de la Humanidad. También se presenta el anagrama del Xacobeo 2.010. Una curiosidad, aparece la Cruz de Santiago suplantando a la “I” en la palabra CAMINO.
La Catedral de Santiago de Compostela es
el destino final del Camino de Santiago y una de las grandes joyas del arte
europeo. Su fachada principal,
orientada hacia la plaza del Obradoiro,
es una obra maestra del barroco gallego
y una de las imágenes más icónicas de la arquitectura española.
A mediados del siglo XVIII, la vieja fachada románica del siglo XII —obra del maestro Mateo— mostraba signos de deterioro y se consideraba insuficiente para representar la grandeza espiritual y simbólica del santuario. La intención no era demoler lo antiguo, sino proteger el Pórtico de la Gloria y al mismo tiempo embellecer la entrada principal.
El cabildo catedralicio encargó la nueva fachada al arquitecto Fernando de Casas y Novoa, quien trabajó en ella entre 1738 y 1750, culminando así la etapa barroca del templo.
La fachada del Obradoiro presenta una estructura monumental, equilibrada y dinámica, típica del barroco pleno. Se organiza en tres cuerpos verticales y está coronada por dos altas torres gemelas: la Torre de las Campanas y la Torre de la Carraca, que alcanzan aproximadamente 74 metros de altura.
El cuerpo central, ricamente ornamentado, se abre con un gran ventanal
enmarcado por columnas salomónicas
—elemento característico del barroco— que generan un juego de curvas,
contracurvas y sombras que dotan de movimiento y teatralidad a toda la
composición.
El conjunto escultórico tiene una fuerte carga simbólica y religiosa. En la parte superior destaca la figura del Apóstol Santiago en actitud de peregrino, con bastón y sombrero, acogiendo a los caminantes que llegan exhaustos a Compostela. A sus lados aparecen ángeles, santos y apóstoles, mientras que en el remate superior se alza una cruz triunfante, signo de victoria espiritual.
Cada detalle de la fachada está concebido para transmitir un mensaje de exaltación de la fe, integrando
arquitectura, escultura y luz. De día, el granito gallego refleja tonos
dorados; de noche, la fachada adquiere un aspecto casi místico bajo la
iluminación, reforzando su carácter trascendente.
La fachada se asienta sobre una gran escalinata, construida también en el siglo XVIII, que une el nivel de la catedral con la plaza del Obradoiro, centro vital de la ciudad. Esta plaza está rodeada por algunos de los edificios más importantes de Santiago: el Palacio de Raxoi, el Colegio de San Xerome y el Hostal de los Reyes Católicos. Juntos conforman un escenario monumental que representa el poder espiritual, civil, académico y hospitalario de la ciudad santa.
El estilo de la fachada del Obradoiro representa la culminación del barroco compostelano, caracterizado por su expresividad, riqueza ornamental y la búsqueda de la luz y el movimiento. Aunque exuberante, mantiene una profunda armonía con la estructura románica de la catedral, que se conserva intacta tras ella.
Fernando de Casas y Novoa logró integrar lo nuevo y lo antiguo en una obra unitaria y majestuosa, donde la piedra se convierte en espectáculo y emoción religiosa.
Más allá de su valor artístico, la fachada del Obradoiro simboliza la meta espiritual del peregrino. Después de recorrer cientos de kilómetros, el caminante contempla ante sí esta imponente fachada, donde el Apóstol lo recibe desde las alturas. Es la imagen del triunfo del espíritu sobre el cansancio y la fe sobre la distancia.
A lo largo
de los siglos, la fachada ha sido objeto de numerosas restauraciones, la más reciente a comienzos del siglo
XXI, que devolvió su esplendor original y garantizó su conservación frente al
paso del tiempo y la humedad gallega.




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