jueves, 13 de mayo de 2021

 LA CRUZ DE LOS FARRAPOS


 “Los peregrinos, una vez llegados a la catedral, daban el abrazo al Apóstol y a continuación se dirigían a la “Cruz dos Farrapos” (la cruz de los harapos) donde realizaban el aseo de su indumentaria”. De esta forma tan concreta se describen  los últimos ritos de la peregrinación a Santiago. Esta cruz se encuentra en los tejados, sobre la girola de la Catedral de Compostela. La cruz es de cobre, de unos dos metros de altura y está incrustada en un bloque de piedra en forma de cordero. 


A los pies de esta cruz, antiguamente, concluía la peregrinación a Compostela. Existe en su base una pila de piedra, a modo de horno abierto, donde los peregrinos medievales se despojaban y quemaban las vestimentas que habían utilizado durante el camino y las sustituían por otras limpias donadas por el cabildo catedralicio. Este acto ritual-higiénico a los pies de la cruz simboliza la renuncia a su vida anterior y el inicio de una vida nueva. La piedra permanece renegrida pudiéndose ver desde la plaza de la Quintana. Algunos peregrinos medievales afirmaban que quien no podía pasar por el agujero que la cruz tiene en el medio, estaba en pecado mortal.

No se sabe con certeza el origen de esta práctica, aunque ya en el siglo XVI aparecen datos de su existencia.

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