POR EL CAMINO PORTUGUÉS DE LA
COSTA
Se iniciaba el mes de octubre cuando nueve
tordesillanos amigos del Camino de Santiago decidimos partir hacia A Guarda
(Galicia) para peregrinar siguiendo la ruta del Camino Portugués de la Costa. Este
itinerario, según figura en un mojón situado a escasos metros de la oficina de
turismo de Baiona, fue reconocido oficialmente (junto con el Camino de
Invierno) por la Ley del Patrimonio Cultural de Galicia como ruta de
peregrinación del Camino de Santiago el 10 de agosto del 2.016. Arranca en
Oporto y tras recorrer 280 km llega a la
catedral compostelana. El tramo español, conocido también como Camino Monacal,
se inicia en O Pasaxe (A Guarda) junto al embarcadero del ferry procedente de
la ciudad portuguesa de Caminha y se une al Camino Portugués Central en la
localidad pontevedresa de Redondela, siendo testigo el famoso pazo de Vilavella
en la plaza de Ponteareas, tras recorrer 76,3 km. La ruta, muy transitada por
peregrinos, destaca por sus bellos paisajes, costeros a la izquierda y de monte
a la derecha, siendo poco exigente físicamente pues los desniveles a superar
son mínimos.
Nuestra programación se basó en el reparto del
kilometraje en cuatro jornadas con paradas muy definidas: A Guarda-O Serrallo,
O Serrallo-Prendes, Prendes-Vigo y Vigo-Redondela. Todos los días se inició la
marcha a las 8 de la mañana (allí amanece algo más tarde) para finalizarla al
mediodía. La verdad que ha sido un gusto caminar por parajes tan encantadores,
con el “rugido” del oleaje como compañero, viendo durante muchos kilómetros
romper las olas en los acantilados que se encontraban casi al alcance de la
mano.
En varias ocasiones hubo que pisar sobre la arena de la playa lo que daba
un sabor especial pensando que estabas haciendo el camino y que no es lo
habitual encontrarte con ese tipo de superficie. También pasamos por zonas boscosas y siempre con las
espectaculares vistas hacia la zona marítima sintiéndonos en más de una ocasión
obligados a ralentizar la marcha, incluso parar, con la finalidad de obtener
imágenes que quedarán para el recuerdo y el disfrute de un camino de Santiago
que consideramos único y diferente al resto.
La última jornada entre Vigo y
Redondela se abandona la costa para introducirse en el interior en un “paseo”
muy agradable alternando tramos de tierra entre árboles del bosque de ribera,
con rincones muy bonitos y frescos con otros de asfalto. La gastronomía y el
excelente tiempo atmosférico que nos acompañó todos los días estuvieron muy
presentes, sobre todo en las horas de las tardes, pudiendo disfrutar unas horas
de playa.
Pusimos fin a nuestra peregrinación anual en
Redondela, pero de alguna manera nos sentíamos con la obligación de llegar ante
el sepulcro del Apóstol. Por ello, al día siguiente nos acercamos hasta el
Monte del Gozo para caminar hasta la Catedral y así cumplir con algunos de los ritos
jacobeos: felicitaciones y abrazos en la plaza del Obradoiro, participación en
la Misa del Peregrino, abrazo a la imagen sedente de Santiago en su camarín de
la parte posterior del Altar Mayor, oración en la cripta donde se encuentra la
urna con sus restos, compra de recuerdos y degustación de tapas en torno a la
plaza de Fonseca.
No hubo tiempo para más. Tras la comida en el mesón “El
Afilador” regresamos a Tordesillas recordando las jornadas tan intensas vividas
a través de una ruta jacobea que invitamos a recorrer a los amantes de los
Caminos a Santiago. ULTREIA.
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